Ecografía en enfermedades hepáticas de los perros y gatos

Clínica Veterinaria Taco Tenerife

Consideraciones en la ecografía hepática

La ecografía aporta una información detallada de las estructuras internas del hígado y órganos próximos.

A la hora de realizar una ecografía hepática puede ser necesaria una sonda ecográfica de menor frecuencia (sobre todo en animales de mayor tamaño) o una sonda multifrecuencia (al ser la profundidad y volumen del hígado superior al resto de órganos abdominales).

Se recomienda utilizar una ventana subcostal e intercostal. En esta última, mejor mediante una sonda convexa, para que haya un contacto mínimo y evitar la sombra acústica generada por las costillas.

El animal debe estar en ayuno, lo suficiente como para minimizar el gas de estómago y duodeno.

En imágenes longitudinales del hígado, se debe dejar la parte craneal a la izquierda de la imagen. En cortes transversos, la zona derecha debe quedar a la izquierda de la imagen.

Una ventana intercostal derecha (decúbito lateral izquierdo) facilitará la visualización de la zona dorsal y lateral derecha del hígado. Una ventana detrás de la última costilla o en el último espacio intercostal izquierdo, facilitará la inspección ecográfica de la zona dorsal y lateral izquierda.

Interesan la ecogenicidad (en relación con la grasa alrededor de ligamento falciforme y mesenterio, así como su relación con el bazo), la posición y tamaño del hígado, la presencia o no de órganos en la zona torácica, el diafragma y los márgenes hepáticos (redondeados sugieren hepatomegalia e irregulares cirrosis, masa o lesión periférica).

La vesícula biliar se puede examinar mediante una ventana acústica subcostal o intercostal derecha, con la sonda próxima al borde ventral abdominal. En gatos, la vesícula biliar suele estar subdividida y es normal, sin repercusiones clínicas.

Los conductos biliares intrahepáticos sólo se ven si están dilatados.

El conducto biliar común puede verse en su inicio, en acceso subcostal y en intercostal derecho ventral (para intentar evitar el gas gástrico), estando normalmente ventral a la vena porta. Si se puede, debe intentarse ver su acceso a duodeno. En gatos, el conducto biliar común y el pancreático se unen antes de entrar en duodeno, mientras que en el perro se abren de forma independiente en el duodeno. En los gatos, el conducto biliar común puede aparecer bastante tortuoso estando en ayuno, por lo que se recomienda repetir la ecografía tras la ingestión de alimento (para comprobar su vaciamiento).

La papila duodenal, difícil de visualizar, se observa como una zona redondeada y ecogénica dentro de la pared del duodeno (mejor mediante un acceso intercostal).

Puede existir una colestasis, por obstrucción o estrechamiento, con dilatación de los conductos biliares extrahepáticos (estructuras tubulares anecoicas en  el hilio hepático –porta hepatis-) e intrahepáticos. El Doppler color sirve para distinguirlos de las estructuras vasculares. La vesícula biliar puede estar aumentada o presentar un tamaño normal.

Indicaciones de la ecografía hepática

  • Hepatomegalia.
  • Masa en el área del hígado.
  • Si se sospechan metástasis.
  • Ictericia.
  • Ascitis.
  • Sospecha de rotura diafragmática.
  • Pérdida de peso.
Véase conducto biliar común dilatado, dorsal a duodeno.

Es preciso evaluar de forma sistemática alteraciones parenquimatosas (tamaño hepático, cambios difusos o locales), biliares (diámetro y grosor de la pared de los conductos biliares, cambios en la vesícula biliar) y vasculares, así como la posible presencia de líquido en abdomen.

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